Cuando empecé a escribir este artículo hace casi dos semanas podía imaginarme que no terminara publicado en la web de Dale bola bien porque no pudiera concluirlo, bien porque no me convenciera el resultado final. Lo que jamás se me ocurrió pensar es que, más de diez días después, este texto tuviera todavía más sentido. Me explico.
El pasado 16 de Marzo se lesionaba C.J. McCollum, una distensión en la rodilla izquierda que lo mantendrán alejado de las pistas prácticamente lo que queda de temporada regular. En ese momento empecé a juntar ideas acerca del nefasto historial de lesiones que ha asolado al equipo del estado de Oregon en los últimos años, desde Darius Miles, a Brandon Roy, pasando por Gregg Oden entre otros. Jugadores clave para el equipo que sufren lesiones clave e impiden a la franquicia dar el salto de calidad necesario para pasar de ser un equipo de PlayOffs a un aspirante al título.
Si bien es cierto que la lesión de McCollum no es tan grave, y estará listo para disputar las eliminatorias por el título, da la sensación que se produce en el peor momento posible. El equipo venía jugando muy bien. Lillard a un nivel estelar, Aminu en una de sus mejores temporadas, al igual que Nurkic, aportando más recursos en ataque y compartiendo producción ofensiva con el backcourt, haciendo de Portland un equipo más peligroso, más equilibrado en el balance juego interior – exterior, resultando más difícil de defender. El banquillo estaba a la altura con Seth Curry, Hood, Turner y las promesas Zach Collins y Jake Layman.

Siendo positivos podría pensarse que el equipo seguiría con la misma dinámica, conseguiría quedar entre los cuatro primeros del Oeste, C.J. volvería a tiempo, el equipo haría olvidar el fracaso de los PlayOffs pasados y el trabajo de Terry Stotts en las últimas temporadas se vería, al menos, reconocido.
Y llega la lesión de Nurkic, tan desagradable como cruel. Rotura de tibia y peroné y adiós a la temporada. Adiós al big three y a las aspiraciones de llegar lejos en postemporada. El equipo queda a merced de Lillard y del hueco en defensa que conlleva jugar con Kanter. Regresa, sediento de esperanzas, el fantasma de los PlayOffs pasados y el futuro del propio Stotts en la franquicia podría peligrar.
Otra vez la misma piedra. Otra vez a levantarse, Portland.