El futuro de los Minnesota Timberwolves

Introducción:

La pasada temporada fue una montaña rusa para los Wolves. Venían de meterse in extremis en Playoffs en la temporada anterior, la 17-18, y acabar así con la racha más larga de una franquicia sin pisar la post temporada, que duraba ya 13 años. La experiencia en post temporada fue breve, pues los Rockets se los cargaron sin mayor problema en 5 partidos. Pero a finales del verano siguiente saltó la bomba: Jimmy Butler pedía ser traspasado. Aquello desembocó en el esperpento que todos recordamos, con las salidas de tono del jugador, el pasotismo de la gerencia y el enfado del dueño. En definitiva, durante unas semanas la franquicia fue el hazmerreír de la liga, y el proyecto liderado por el propio Butler y Karl Anthony Towns en la pista y Tom Thibodeau en los banquillos y despachos, que se suponía que traería días de gloria por fin a Minnesota, saltó por los aires. Butler fue finalmente traspasado a regañadientes y a cambio de bastante poco a Philadelphia, poco después el dueño se cargó a Thibodeau, que era entrenador y presidente de operaciones, y así llegamos al día de hoy, en el que los Wolves tienen entrenador nuevo (en realidad, el interino que acabó la temporada tras el despido de Tom, Ryan Sanders, hijo del mítico entrenador de los Wolves “CortefielSanders”), presidente de operaciones nuevo (Gerson Rosas, primer latino con ese cargo en la NBA), y proyecto nuevo aún por definir. A ver qué camino les espera a los Timberwolves, pero sin duda un poco de estabilidad no les vendría nada mal.

El tema sobre la mesa:

Andrew Wiggins. Foto @nba.com

El tema principal ahora mismo respecto a los Wolves, el elefante en la habitación, com o diría un angloparlante, es el asunto de Andrew Wiggins, al que según parece quieren traspasar. Wiggins es el número 1 del draft del 2014, y cuando obtuvieron sus derechos desde los Cavs como parte del traspaso por Kevin Love, los Minnesota Timberwolves esperaban que se convirtiera en la piedra angular, o una de ellas al menos, de su futuro proyecto. Sin embargo, y pese a cumplir expectativas en su año de novato y alzarse con el premio de rookie del año, su progresión de ahí en adelante ha dejado bastante que desear, y la extensión salarial que firmó hace poco más de un año, y que le tendrá cobrando por encima de los treinta millones las próximas cuatro temporadas empieza a ser una losa en las cuentas de la franquicia. Mi opinión personal, que sabéis que me gusta mojarme, es que deberían NO traspasarlo. Es decir, si consiguen una oferta interesante, si alguien quiere darles buenos assets, buenas piezas, a cambio de comerse el mega contrato de Wiggins, si hay un loco así en la liga, por supuesto que deberían aprovecharse los Wolves. Pero de esos escasean por estos lares. Lo normal es que, cuando el presidente de los Wolves coja el teléfono y vaya llamando a sus homónimos del resto de equipos NBA para preguntarles si estarían interesados en un traspaso por Wiggins y a cambio de qué, estos le contesten que “claro, por supuesto, pero a cambio tienes que comerte tú un salario tóxico de mi plantilla, o darme rondas de draft futuras, o ambas cosas”. Y, sinceramente, me parece peor el remedio que la enfermedad. Para eso, te quedas con Wiggins y le das un poco de cancha, a ver como sigue evolucionando. Total, aún tiene 24 años y la temporada pasada metió 18 puntos por partido. No da para ser la estrella de tu equipo, pero como tercera espada de un equipo de playoffs estaría muy bien. Podría ser peor. ¿Qué no cobra como tal? Ya, pero es lo que hay. Tendrás que ahorrar por otra parte. Además, Minnesota quiere deshacerse de él para tener espacio salarial, y total, tampoco es que lo fueran a utilizar para mucho. La fría y remota Minneapolis no suele ser destino atractivo para los grandes agentes libres de la liga, y menos aún sin un proyecto deportivo sólido y consolidado. En esta situación, más vale malo conocido…

El futuro del presente:

Pero no todo es oscuro en la fría Minnesota. El eje central del proyecto, el jugador franquicia, ya lo tienen. Karl Anthony Towns ha demostrado ser uno de los mejores interiores de la liga, y con solo 23 años, ya ha sido 2 veces All Star y una vez nombrado en el tercer mejor quinteto de la liga. En el apartado ofensivo es una auténtica máquina de producir ya sea desde poste bajo, recibiendo en transición o tirando de tres. Además, tras la marcha de Jimmy Butler sus números mejoraron enormemente, lo que quizás nos indique que no eran la pareja ideal. Su lunar es el apartado defensivo, donde tiene aún mucho que mejorar para conseguir ser al menos de nivel medio. En eso, tener al lado un veterano fajador de la zona jugando de ala pívot, lo que se llama comúnmente en la liga un enforcer, que le ayude y le enseñe en esas labores y de paso le quite un poco de peso en ese apartado atrás, le vendría muy bien. Esa labor este año la ha estado cumpliendo a tiempo parcial Taj Gibson, y conseguir que se quedase algún año más en el equipo o conseguir un jugador de perfil similar debería ser una de las prioridades de cara al futuro. El problema está en el escaso margen de maniobra que tienen con sus cuentas los Timberwolves. El contrato de Gorgui Dieng ahí también juego en su contra, pues se esperaba que fuera un buen complemento para KAT pero ha decepcionado.

Josh Okogie. Foto @nba.com

Las posiciones de alero y escolta, en principio las tienen bien cubiertas, o al menos con piezas claras e interesantes. Aparte de Wiggins, tienen a Robert Covington, llegado en el traspaso por Butler. Covington puede que sea el mejor defensor del equipo, un 3+D tan útil hoy en día. Aparte, está el joven de segundo año Josh Okogie, seleccionado por los Wolves en el draft del año pasado, y que sorprendió gratamente en la segunda mitad de temporada por su defensa y su intensidad. Puede ser un jugador más que interesante. Por último, está Jarret Culver, seleccionado por los Wolves en el puesto número 6 del pasado draft. Los Timberwolves dieron su pick 11 más Dario Saric a los Suns para hacerse con este interesante jugador procedente de la universidad de Texas Tech, así que se supone que tienen muchas esperanzas y expectativas puestas en él.

En cuanto al puesto de base, tienen a Jeff Teague que tuvo muchos problemas de lesiones la temporada pasada, y a Tyus Jones, que es agente libre restringido este verano y esperan poder retenerlo, aunque no a cualquier precio. En el puesto de base los Wolves necesitarían a alguien que distribuyese el juego, e hiciese mejores a sus compañeros, aprovechándose de las geniales aptitudes ofensivas de gente como KAT o Wiggins. Cuánto estarán echando de menos a Ricky

¿Qué te sobra?

Cómo ya hemos hablado, el contrato de Wiggins está muy por encima de su producción real y es un hándicap, pero si no puedes moverlo ni hacer nada con él, lo mejor y más inteligente es intentar sacar lo mejor de la situación y aprovechar al jugador. Yo intentaría probar con Wiggins saliendo desde el banquillo, como líder de la segunda unidad. Puede que un cambio de rol así sea positivo, y colocar a un joven como Culver de titular puede hacer que este crezca rápido, y se convierta en la pareja exterior perfecta para Karl Anthony Towns que los Wolves esperan que sea.

Jarret Culver. Foto @Wikipedia

Por otro lado, a Dieng le restan 2 años de contrato a razón de alrededor de 17 millones al año. Es una pasta, pero tampoco vas a poder quitártelo de encima sin dar cosas a cambio, y si te planteas el futuro a corto plazo como de desarrollo del proyecto, de los jóvenes recién llegados, y de búsqueda de un núcleo con el que rodear a Towns, no tiene por qué importarte tanto su contrato. Para cuando Towns cumpla 26 y Culver 23, Dieng estará fuera, y será un buen momento para pensar en serio en ganar. El otro contrato feo es el de Teague, de 19 millones, pero termina este año, así que ni tan mal.

En definitiva, con un entrenador novato de 35 años, una gerencia recién llegada, un jugador franquicia que ya es una estrella con solo 23 años y que además está atado a la franquicia para los próximos 5 años, y un núcleo de otros 3 ó 4 jugadores jóvenes interesantes, lo último que deberían tener en Minneapolis es prisa. La receta debiera ser dejar que se termine de cocer a fuego lento el proyecto, que si no se cometen más errores, de aquí a 2 o 3 años puede haber por fin un proyecto ganador y de futuro en Minnesota.

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